Como ya he mencionado en alguna ocasión, y como se aprecia en las fotografías de Teherán, vivimos en una capital enorme que se encarama desde los 1100 metros hasta los 1800 sobre la ladera de una importante cordillera, la del Elborz, que con una altura máxima de 5678 metros (la del Damavand) separa la meseta desértica de la fértil y húmeda costa del Caspio que recibe los vientos provenientes de Rusia. Las primeras montañas de 3500 metros presiden imponentes la ciudad y aún a mediados de junio y con temperaturas diurnas de 35º de media conservan algunas lenguas de nieve.
Desde mi regreso americano y hasta mi visita "casera" el día a día es relajado y las reuniones con los amigos giran en torno a los partidos de la Eurocopa que a diario transmiten por la tv. Caserismo, calor, contaminación; cóctel que invita a darse una vuelta por el monte, más si se es alentado por quien conoce el terreno. Así que el sábado temprano Rubén y yo subimos junto a Alí a Darakeh, uno de los puntos de inicio de las excursiones (o uno de los puntos finales de la ciudad). Y tiramos pa'l monte, como las cabras.
Desde la ciudad se observa el mento "pelau" y seco (la primavera parece no haber sido lo húmeda que debería), pero por todos y cada uno de los 7 valles que atraviesan la cordillera discurren pequeños riachuelos por los que mana el agua del permanente deshielo y que posibilitan la existencia de todo tipo de árboles, desde todo tipo de frutales como higueros, nogales, cerezos o guindos; hasta chopos. Ello permite que el sendero atraviese agradables zonas sombrías y que numerosos restaurantes se ubiquen a lo largo del camino. Curioso asunto el de los mismos, ya que sorprende encontrarte cada kilómetro con algún establecimiento típico iraní (muy pintoresco, con sus alfombras, sus conducciones de agua, sus árbolillos y arbustos. Por supuesto, con su té!) al que sólo hay forma de acceder tras andar 2 horas para arriba. Pero es que por lo visto los festivos son legión los montañeros que realizan las rutas, y todo está lleno; el suministro lo realizan mediante burros cargados como tales. Por otro lado, llegado un punto algunos km después de la carretera se encuentra la última torreta de la policía, por lo que las entrañas de los valles es también un reducto de libertad y dan cobijo a más de una pareja o grupo de amigos que quiera escapar del estricto código islámico.
En definitiva, que lo pasamos muy bien, que fuimos 3 horas para arriba, 2 de vuelta y que comimos con ganas de vuelta estupendamente en uno de los mejores restaurantes iraníes de la zona. Un poco de ejercicio, temperatura más templada, rincones nuevos (algunos especialmente bonitos como el de las 7 piscinas de la foto), aire más sano y conversaciones agradables con el bueno de Rubén y Alí.
En un tí, tá, estoy en Donosti!! Y luego en Logroño!! Q ganaaaaaas!!
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1 comentario:
Felicidades Tuso!!! Gracias a modernidades como el facebook que me recuerda los cumpleaños estoy quedando bien con mucha gente ,jeje. Vaya eurocopa te has perdido aunque lo que estás viviendo alli creo que lo compensa con creces . Nos vemos
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