16 de enero de 2008

¿POR QUÉ VIAJAR?

En las últimas semanas he ampliado y pulido los links que tengo a la derecha. Por si no lo habéis constatado, hay 2 enlaces a Picassa en India; el link de “Esquiar en Irán” ahora apunta a una web mucho más específica y completa sobre todas las estaciones de Irán e información necesaria para venirse; y ayer colgué un link nuevo sobre un tío que desde mayo pasado se dedica a recorrerse, con calma, la distancia entre París y Tailandia en moto. Se cogió un año de excedencia, recorrió ya todo Europa, Turquía, Irán, India, y está a un paso de seguir por Bangladesh. Cuanto menos curioso...

Y al hilo de este aventurero, aprovecho para reflejar unas teorías que anota Kapuscinski en su último libro “Viajes con Heródoto” (que sin duda aconsejo leer a todo amante de la Historia y del viaje). No seré yo quien responda a la pregunta del título, cada cual tendrá sus motivos, pero ahí dejo sus reflexiones que confío en que os gusten:

Heródoto, con su entusiasmo y apasionamiento de niño, parte en busca de esos mundos. Y descubre algo fundamental: que son muchos y que cada uno es ÚNICO.

E importante.

Y que hay q conocerlos porque sus respectivas culturas no son sino espejos en los que vemos reflejada la nuestra. Gracias a esos otros mundos nos comprendemos mejor a nosotros mismos, puesto que no podemos definir nuestra identidad hasta que no la confrontamos con otras.

(…)

A decir verdad, no sabemos lo que incita al hombre a recorrer el mundo. ¿Curiosidad? ¿Anhelo irrefrenable de aventura? ¿Necesidad de ir de asombro en asombro? Tal vez: la persona que deja de asombrarse está vacía por dentro; tiene el corazón quemado. En aquellos que lo consideran todo déjà vu y creen que no hay nada que pueda asombrarlos ha muerto lo más hermoso: la plenitud de la vida. Heródoto se sitúa en el polo opuesto. (…) Incluso cuando está en casa está preparando el siguiente, el cual ha de ser entendido como un esfuerzo e indagación, como un intento de conocerlo todo: la vida, el mundo, a sí mismo.

(…)

…provinciano es aquel cuyo pensamiento está centrado en un limitado espacio al que el individuo en cuestión atribuye una importancia desmesurada, universal. Sin embargo, T.S. Elliot advierte de otro provincianismo, no del espacio sino del tiempo: “en la época actual en que los hombres aparecen más inclinados que nunca a confundir sabiduría con conocimiento y conocimiento con información, y a tratar de resolver problemas vitales en términos de ingeniería, está naciendo una nueva especie de provincianismo, que quizá merezca un nombre nuevo. No es un provincianismo espacial, sino temporal, un provincianismo cuya historia es la mera crónica de las invenciones humanas que sirvieron en su momento y fueron desechadas, un provincianismo para el cual el mundo es propiedad exclusiva de los vivos, sin participación alguna de los muertos” (…) Cualquier globo terráqueo, cualquier mapamundi, muestra al provinciano espacial lo perdidos y cegados que están, lo mismo que cualquier libro de historia muestra a los provincianos temporales que el presente ha existido siempre, pues la historia no es sino una ininterrumpida cadena de presentes, que los tiempos más remotos eran para la gente que en ellos vivió el hoy más inmediato, real y querido.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gustó el texto!! No había caído con lo de provincianismo temporal y territorial!!
Me recuerda en cierto modo a la equidad horizontal y a la equidad vertical.

EH: Tratar a los iguales por igual
Ej: Todos los ricos pagan igual

EV: Tratar a los desiguales por desigual.
Ej: Los ricos y los pobres pagan diferente, pq no son iguales entre ellos.

En fin, no sé si me expliqué...

Un abrazo Miguel!!

Xavi

Anónimo dijo...

¿Qué pasa Tuso? Soy Pau pero no me acuerdo de mi clave y paso de pensar.
Me leí hace poco el libro de Herodoto y me encantó. Por cierto ¿has leído el cómic Persepolis? Ha cogido ahora bastante fama a raiz de la película y está muy bien también. O eso me pareció a mi, al menos, ya que es, junto a este blog, lo más cerca que he estado de la cultura iraní.
Venga, un abrazo.

“Más vale una vez colorado, que ciento amarillo”

Sabio proverbio ;-)