Desde que volví de Donosti el tiempo es caluroso, aunque soportable; vamos a la ofi, planificamos futuros viajes; y de vez en cuando hay cortes de electricidad de 1-2 horas (localizados por barrios y controlados), supuestamente por la innecesaria capacidad local de energía que a pesar de tener las 2ªs mayores reservas de gas mundiales y de exportar gas a Turquía, no puede abastecer a una ciudad concebida para un máximo de 10 millones de habitantes y que acoge a 18-20 millones de almas… (los mal pensados dicen que es para convencer a la opinión pública de la necesidad de lo nuclear).
El finde último nos visitaron los dubaitíes, que agradecieron la sequedad y menor calor comparativo de Teherán, así como los parques por los que pasearon. Lo cierto es que no hicieron más que turismo mural (que no moral) y casual (de casa en casa…) pero nos juntamos unos cuantos ambas noches y nos lo pasamos bien.
Las próximas semanas me estaré quietecito, con alguna excursión el monte y a algún otro rincón de esta metrópoli. Aprovecharé para contar un par de cosas sobre esta curiosa cultura... Mientras tanto, ahí andan los políticos del bien y del mal ganándose el pan con declaraciones altisonantes.
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