El finde último nos visitaron los dubaitíes, que agradecieron la sequedad y menor calor comparativo de Teherán, así como los parques por los que pasearon. Lo cierto es que no hicieron más que turismo mural (que no moral) y casual (de casa en casa…) pero nos juntamos unos cuantos ambas noches y nos lo pasamos bien. Las próximas semanas me estaré quietecito, con alguna excursión el monte y a algún otro rincón de esta metrópoli. Aprovecharé para contar un par de cosas sobre esta curiosa cultura... Mientras tanto, ahí andan los políticos del bien y del mal ganándose el pan con declaraciones altisonantes.
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