10 de septiembre de 2008

Visita de la family y viaje al CASPIO

Vino la family (menos mi hermano mayor) y se recorrieron durante nada menos que 13 días la mayor parte de Irán. Hamedan, Kashan, Abianeh, Isfahan, Yazd, Shiraz, y el Caspio, comenzando y terminando por Teherán. En breve colgaré sus impresiones, pero parece que han quedado contentos… yo me uní cuando buenamente pude, repetí visita a la siempre esplendorosa Isfahan y aproveché para conocer el Caspio, en donde tenía planificadas las visitas a Masuleh, Bandar-e Anzalí y Lahijan.



El Caspio iraní (fotos AQUÍ)

Lo primero que llama la atención al aterrizar en el Caspio es el verde paisaje y su elevada humedad. En comparación con los 1.500 metros de media de la capital, con su sequedad impertérrita y su nula pluviosidad desde mayo, contrasta sobremanera apreciar el campo verde y los bosques de chopos y otros árboles familiares del cantábrico. Y permite constatar una vez más la heterogeneidad de este país tan vasto en territorio y con clima tan diverso ¡Verde que te quiero verde! Nos acompañó el primer día un sirimiri muy “nuestro”, pero aún así poco más ocultaba que nos encontrábamos en Irán: Rostros serios, cabezas tapadas ellas, instalaciones sencillas, conducciones temerarias y humildad “oficial”, que además estamos en Ramadán.

Nuestro primer destino fue MASULEH, probablemente el pueblo más turístico de norte del país. Sito (Va por vosotros, cuadri!) en la cordillera del Elborz, es conocido por sus tejado-aceras que salvan las fuertes pendientes de la ladera en que se ubica. Así, lo que es el tejado continuo de una calle, es a su vez la acera de la inmediatamente superior; y de una a otra se accede por escaleras. Curioso, sin duda. Y además bonito el pueblo en sí mismo, y el enclave, muchas veces asediado por gruesas capas de niebla (como en nuestro caso al final de la mañana). Clic, clic, y rumbo al hotel de BANDAR-E ANZALÍ.

Tras pecar a mediodía en el hotel (Ramadán…) por la tarde nos dirigimos al principal reclamo turístico de la población: la laguna de Anzalí. Se trata de una laguna relativamente grande que recorrimos en lancha a motor a toda castaña. Al combinar agua dulce con un entrante del Caspio (que tiene algo de sal) es un enclave óptimo para todo tipo de plantas y flora acuática, así como para avistar aves. Lo cierto es q anduvimos 25 minutos con el viento de cara surcando el agua y 5 minutos sacando algunas fotos a los pocos nenúfares que en esta época están en flor, pero fue divertido y curioso por lo diferente. Desembarcamos en el paseo marítimo de la localidad, y por fin nos asomamos al Caspio iraní. Algo menos contaminado que en la costa azerbayana, las playas estaban desiertas pero parecían amplias y con buena arena. Costa del Mar Caspio. Irán.Pero esos palos… esos palos… sí, los separadores de las playas. Porque claro, o es playa masculina o es femenina… justo acababa de terminar la temporada, por lo que estaban retiradas las cortinas que se adentran en el mar para ocultar los diferentes sectores, por lo que únicamente podíamos apreciar los palos desnudos. Obviamente, lo único desnudo, porque ante la ausencia de separación, las mujeres que se bañaban tenían que hacerlos vestidas. Hasta arriba. Con pañuelo y todo. No vaya a ser que calienten al personal, las pecadoras!...

Pues eso fue la excursión al Caspio. Fuimos también a LAHIJAN, una población cercana que leímos que era la única con cierto interés por la zona. Pero fue visto y… nada que hacer. Tiene un parque en lo alto de una colina, una laguna central con escaso uso, y mucha gente paseando sin cometido alguno.

Y ahora me quedan…15 días!! Y algunos sitios que visitar antes de mi vuelta. Seguiré escribiendo.

Sed buenos.

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