22 de septiembre de 2008

Despedida de Irán

Tras unos cuantos meses, todo va llegando a su final, y toca despedirse de la mejor manera posible, por lo que para nuestro último finde organizamos una fiesta de despedida. Primero en la ofi la oficial aderezada con Queimada, limonada cubana... y luego en casa con el sector más íntimo. Que al final nos juntamos unos cuantos! Y estuvo muy divertido, agotando las existencias de coca colas y fantas, y echando risas hasta bien entrada la noche.

(Fotos fiesta + excursión)

A continuación, y a modo de epitafio iraní, realicé mi última excursión por el país. En este caso, fui sobre seguro y volé a la ciudad y región que más me gusta de Irán: Yazd. Quizá no sea la más espectacular o de mayor valor arqueológico, pero le encuentro un encanto y una personalidad especial, además de ser un contrapunto de calma ideal al caos y a la contaminación de Teherán. En cierto modo, es como mi Cihuri iraní ;-).

Así q volé con mi empanada encima, sin dormir, y me recorrí nuevamente las enrevesadas calles que he terminado por conocermo tan bien. Con el sol todavía despertando regresé a las murallas de la ciudadela, a la prisión de Alejandro Magno, a la Mezquita del Viernes... pero sobre todo disfruté yendo totalmente a mi pedo;-). Un rato andando, otro echando una cabezada a la sombra; un té en el Silk Road, una vuelta por la mezquita o por lo puestos de ropa. Muy a gusto. Vi también un par de casas q me faltaban por ver, y, aún con suficiente tiempo para echarme una siesta antes del atardecer, me dirigí al caravanserai Zeinodin, el único redondo en el mundo que se conserva, y que fue restaurado y abierto al público como hotel.

Allí pasé la noche del sábado, en medio del desierto, con todo el caravanserai para mí. Disfrutando de la paz y la belleza del atardecer, viendo a los camellos retornar a sus establos, degustando el último buffet de comida iraní, sintiéndome como un mercader en los nichos alfombrados que hacen las veces de habitaciones y observando desde la azotea una noche estrellada inolvidable. Realmente fue una gozada, aunque ya hablaré de ello mañana.

Al día siguiente aproveché para conocer lo último que visitaré de Irán: Mehriz y sus alrededores, a medio camino entre el caravanserai y Yazd. Y que me alegro de haber podido ver antes de marcharme, porque anduve a mi antojo y completamente solo en unos castillos asombrosos por lo grandes, bien conservados y peculiares que eran. Sin aparente interés para ningún local, en Mehpardin y Saryazd tienen 2 castillos que parecen de arena por el característico color del adobe local, y que están abandonados pero con la estructura y las dependencias bien conservadas ¡Así que ahí que los recorrí arriba y abajo emocionado! Con lo que me gustan los castillos, je, je. Pues venían a ser como los de Gales, pero en adobe. Con su foso, sus minaretes, torretas y todo. Muy bonito. Lástima q sólo llevase conmigo el mvl para sacar fotos, porque bien merecen una visita.

Y vuelta a Yazd. Último paseo por la parte vieja y regreso a Teherán. No queda nada!! 4 días y a casa!! Hasta pronto!!

No hay comentarios:

“Más vale una vez colorado, que ciento amarillo”

Sabio proverbio ;-)